GENUINA TRANSPARENCIA MEDITERRÁNEA

Salvador Marín Hueso

man reading inside train

El pez de barro

Reseñas

Genuina transparencia mediterránea

"El pez de barro", para empezar, me ha entretenido, como es de exigir a lo realmente bueno de su género. Para continuar, me ha envuelto en una música, un nervio, una trama y un prodigio de madurez expresiva que me han hecho irremediablemente suyo.

Y es que, ante todo, "El pez de barro" es una historia bien contada, con ese tono y tejido vigorosos que sólo las obras discernidas casi hasta el agotamiento son capaces de defender.

Todo sin histrionismo o pirotecnia. A cada momento, los narradores regalan al lector una genuina "transparencia mediterránea", una fluidez de ola mansa a orillas de la Malagueta que no sólo no aminora grandeza, sino que se constituye en uno de los puntales decisivos de la belleza de la novela.

Qué decir, por su parte, de la frescura y personalidad, de la valentía con las que se enfoca el tema central.

Estallan por los aires, capítulo tras capítulo, los "convencionalismos de género", en favor de una desacomplejada y liberadora disección de la complejidad humana, personaje a personaje y todos en su conjunto, pues nos encontramos para mayor enhorabuena ante una novela coral, espléndida en voces y matices, unidos sin tiranteces a través de la protagonista (cuyo ser y propuesta son complejos de por sí).

Así, la Malaca del 303 se configura como un ente vivo, cierto, vario: un magistral mosaico como los de la época, deliciosamente ensamblado, en la corriente de lo mejor del género de la "novela de ciudad", ése que Málaga venía esperando para sí tanto tiempo y que, tras los logros del maestro Antonio Soler, recibe ahora un nuevo y electrizante espaldarazo...

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18 de junio en los Mártires. Año tras año, el niño de Carretería que soy se iba aprendiendo el himno de sus patronos, ese prodigio de alegría y entusiasmo que tan bien encaja con lo radiante y esperanzado de su letra.

"Si en sólo una semilla está el poder de un bosque,la tierra llegó a darme su profundo secreto", escribía nuestra María Victoria Atencia.

Bendita la de "El pez de barro". Benditos los autores por su siembra. Que frutos cuajados ofrezca, porque es cierto y ellos-los autores- lo saben:

hoy luce en lo alto ya el sol.

Salvador Marín Hueso